
De hecho, no se ha comprobado que sea posible consumir alcohol durante el embarazo sin peligro. Por esta razón, la fundación March of Dimes recomienda que toda mujer embarazada se abstenga de beber alcohol—inclusive cerveza, vino, mezclas en base a vino (“wine coolers”) y licores con gran contenido alcohólico—durante el embarazo y mientras amamanten a sus bebés. Además, las mujeres que estén intentando quedar embarazadas también deben abstenerse de consumir alcohol puesto que a menudo no saben que están embarazadas hasta que transcurren varios meses.
Cuando una mujer embarazada ingiere alcohol, éste atraviesa la placenta rápidamente y llega al feto. Como el cuerpo del feto aún es inmaduro, tarda mucho más tiempo en metabolizar el alcohol que el cuerpo de un adulto. Consecuentemente, el nivel de alcohol de la sangre del feto puede ser aún más elevado que el de la madre y puede permanecer elevado durante más tiempo. A veces esto provoca daños permanentes en el bebé.
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